martes, 26 de octubre de 2010

Tres días de carretera y llegamos a San Agustín, en el Dpto. del Huila.

Nos despide Manizales con una tremenda lluvia que casi nos hace retrasar un día mas nuestra salida. Decidimos arriesgamos y el primer día, bajo ese intenso aguacero, sólo atravesamos la Cordillera de los Andes, la parte mas dura y montañosa para el carrito tan cargado, pero se porto bien.
Cambiamos el recorrido debido a que por la carretera corta teníamos que pagar siete peajes más de los que ya pagamos, que serían un total de 12 peajes por unos 350 km aproximadamente... Y es que en este país si que saben como sacarte plata por cualquier carretera de mala muerte, la verdad una vergüenza lo de los peajes, en fin....

Dentro de éste nuevo recorrido pasamos por Armero, pequeño pueblo en el Departamento del Tolima donde hace ya casi 15 años entro en erupción el cráter Arena, del Nevado del Ruiz, arrasando con el todo el pueblo de Armero y alrededores. Dejo sin luz ciudades bien alejadas y las cenizas fueron transportadas miles de km por el viento.
Quizás muchos no recuerden Armero, pero si recordarán a Omayra, una pequeña de este pueblo, que moría ahogada en el lodo, frente a los medios de comunicación de todo el mundo, atrapada en los cimientos de su casa derrumbada, que con increíble madurez se despedía del mundo.

De Armero hoy no queda nada, mas que recuerdos oscuros en aquellos que sobrevivieron a la tragedia, un pueblo fantasma abandonado y habitado por los murciélagos y por las vacas que se acercan a pastar a sus verdes y abandonados pastos.



Son unas imágenes desoladoras que acompañan la historia de éste país y del mundo, y aunque duras, queríamos compartirlas con ustedes.
Este viejo árbol parece que se sentó a esperar que volvieran sus dueños y guardianes de la casa pero nunca regresaron y el creció y creció. 



Tras dejar atrás Armero nos dirigimos hacia un paisaje completamente diferente, este es El Desierto de la Tatacoa, en el Huila. Parece mentira que en un terreno tan verde y lluvioso como es este departamento, exista un espacio tan seco y árido como éste. Les presento el Desierto.


Vean también a Juancho, que reemprendió su viaje con nosotros. Esta creciendo mucho y también aprendiendo a cuidarnos y a seguirnos. Juancho asocia el carro con su casa, nunca se aleja de el y ladra a todo aquel sospechoso que se acerca a lo suyo.


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